Desde el departamento de música del IES Frei Martín Sarmiento expresamos nuestro más enérgico rechazo al desprecio por la materia de filosofía y por las materias de humanidades en general que muestra la nueva reforma educativa, y animamos a leer éste y otros artículos sobre el tema (y sobre todo a leer filosofía, y literatura, a disfrutar del arte, etc.)
1- Introducción: Richard Wagner (Leipzig 1813-Venecia 1883) fue un compositor, director de orquesta, poeta, ensayista, dramaturgo y teórico musical alemán del Romanticismo.
Se dedicó casi exclusivamente al género del teatro musical, en un principio siguiendo la tradición de la ópera romántica de Weber y Meyerbeer, pero más adelante transformó el pensamiento musical con la idea de la «obra de arte total» (Gesamtkunstwerk), la síntesis de todas las artes poéticas, visuales, musicales y escénicas, que desarrolló en una serie de ensayos entre 1849 y 1852 y que plasmó en sus grandes “dramas musicales”.
Asimismo, y a diferencia de otros compositores, asumió también la autoría de todos sus libretos y el diseño de las escenografías de sus obras.
2- El estilo musical: El estilo musical tardío de Wagner (se suele considerar “Tristán e Isolda” como el punto de inflexión), con su exploración sin precedentes de la expresión emocional, introdujo nuevas ideas en la armonía (“cadencias en un espacio atónico”, en expresión de Diether de la Motte), el proceso melódico (la técnica del leitmotiv) y la estructura operística (el recitativo continuo de sus dramas musicales).
2.1- La armonía: Wagner compuso el acto primero de Tristán en 1857, y al hacerlo llevó la armonía, en un gran salto evolutivo, mucho mas allá de la posición ocupada aún por Brahms en 1892, en sus últimas piezas para piano.
En el segundo tomo del ciclo para piano Années de Pèlerinage (Años de peregrinaje) de Liszt, las piezas nacidas en 1837-1839 muestran claramente la tendencia a la disolución de la armonía funcional, no quedándole al mismo Liszt mucho camino por recorrer hasta sus últimas piezas para piano casi atonales, como La lúgubre góndola de 1882.
Pero si tenemos en cuenta también las fechas en que vieron la luz el Don Pasquale de Donizetti (1942), el Hansel and Gretel de Humperdinck (1892), la Sinfonía en mi menor de Dvořák (1893), o las sinfonias de Chaikovski, tenemos que abandonar cualquier intento de hablar de una evolución continua del lenguaje de una época.
Los medios cadenciales y modulantes de Tristán e Isolda no son nuevos: es la técnica del desarrollo clásico. solo que antes la encontrábamos entre una exposición tonal estable y una reexposición que lo era aún más. Por su parte, la ópera clásica estaba equilibrada entre un aria de tonalidad estable y una armonía escénica de acción. En cambio aquí, aunque en algunos pasajes concretos hay también relaciones de acordes cadenciales clásicos, nos encontramos a gran escala en un espacio carente de centro, en un “espacio atónico“.
2.2- La melodía. El leitmotiv: Leitmotiv (del alemán leiten, ‘guiar’, ‘dirigir’, y motiv, ‘motivo’) es un término acuñado por los analistas de los dramas musicales de Wagner. Tal y como su nombre indica es un motivo musical asociado a un personaje, un objeto, una circunstancia, etc., que se utiliza como guía o referencia musical de ese personaje, objeto o circunstancia, y que normalmente va evolucionando en función de los cambios que se van produciendo en el personaje, objeto o circunstancia a lo largo del desarrollo narrativo.
2.3- La forma. La melodía infinita: Si en la época clásica “se disponía” del material armónico, perteneciendo la melodía al ámbito de la inspiración y del lenguaje personal, en la obra de Wagner la melodía pasará a un segundo plano; la melodía infinita de Wagner se convertirá en un “melodismo anónimo“, convirtiéndose lo armónico en el terreno de su fantasía creativa.
3- Obras:
3.1- Óperas: Sus primeras obras en el campo del teatro musical todavía pueden considerarse “óperas”, y son principalmente Rienzi, El holandés errante, Tannhäuser y Lohengrin.
3.2- Dramas musicales: Tristán e Isolda, El anillo del nibelungo, Los Maestros Cantores de Núremberg y Parsifal.
3.2.1- El anillo del Nibelungo: inspirado desde un punto de vista narrativo en elementos de las mitologías germánica y del norte de Europa, el poema épico medieval El cantar de los nibelungos y la filosofía de Arthur Schopenhauer, El anillo del Nibelundo constituye un ciclo de cuatro dramas musicales formado por un prólogo (El oro del Rin) y tres jornadas (La valquiria, Sigfrido y El ocaso de los dioses). El libreto y la música fueron escritos por Wagner en el curso de veintiséis años, de 1848 a 1874.
1- Introducción: El Expresionismo es una corriente estética de comienzos del siglo XX que abarca las artes plásticas, la literatura, el cine y la música. Se sitúa principalmente en Alemania, con pintores como Egon Schiele y Oskar Kokoschka.
Frente al impresionismo, que intentaba expresar las sensaciones externas que producían el entorno y los objetos, el expresionismo mira hacia el interior del sujeto intentando capturar los recovecos del inconsciente (en este sentido se vincula al Romanticismo, de hecho Schönberg se consideraba de alguna forma el heredero y continuador de la corriente romántica).
2- Características musicales del Expresionismo:
El expresionismo parte del Romanticismo pero se diferencia de éste en el tipo de experiencia interior que aspira a retratar así como en los medios de que se vale para hacerlo. El tema del expresionismo el es hombre tal como lo describe la psicología de comienzos del siglo XX: aislado, con su interioridad en un conflicto constante y arrastrado por todas las pulsiones irracionales del inconsciente.
En el plano musical, partirá del lenguaje armónico del drama wagneriano “Tristán e Isolda” (definido por Diether de la Motte como “cadencias en un espacio atónico”) usando los siguientes recursos:
– ausencia de formas definidas, con preferencia por las formas líricas breves para voz, orquesta o piano
– uso extensivo de la disonancia, lo que produce una sensación permanente de tensión no resuelta
– empleo de melodías con saltos amplios y ajena a la lógica de la armonía tonal
– uso de los registros extremos de los instrumentos
– atonalismo, que implica que el fundamento compositivo es evitar cualquier tipo de referencia a una tónica en la mente del oyente.
Todas estas características pueden escucharse en una obra emblemática de este período, Pierrot Lunaire de Arnold Schönberg:
3- Compositores: Los precedentes del expresionismo aparecen ya en el Posromanticismo, especialmente en algunas obras de Richard Strauss (las óperas Salomé y Elektra), y alcanza su plenitud en la música de la llamada Segunda Escuela de Viena, conformada por Arnold Schönberg, Anton Webern y Alban Berg.
3.1- Arnold Schönberg: Se suelen distinguir tres períodos en su producción
3.1.1- período posromántico: al que pertenecen “Noche transfigurada”, “Pelleas und Melisande” y los “Gurrelieder”.
3.1.2- período atonal: al que pertenecen sus “Cinco piezas para orquesta Op. 16” y “Pierrot Lunaire”. Éste es el período del compositor que se considera expresionista.
3.1.3- período dodecafónico: al que pertenece su ópera “Moisés y Aarón”.
3.2- Anton Webern: Alumno de Schönberg, a partir de los años 50 su obra será la referencia para los compositores serialistas, más que la del propio Schönberg.
Entre sus composiciones podemos destacar las “Cinco piezas Op. 5” para cuarteto de cuerda.
3.3- Alban Berg: también alumno de Schönberg, se considera el responsable de “humanizar” los procedimientos compositivos de su maestro por lo que su música resulta más accesible que la de los otros componentes de la Segunda Escuela de Viena.
Entre sus composiciones destacan las óperas “Wozzeck” y “Lulú” y el “Concierto para violín y orquesta”.
De origen ruso (aunque vivió también en Francia, Suiza y los EEUU), Stravinski es, junto con Schönberg, el compositor más importante de la primera mitad del siglo XX.
Se considera que su creación pasó por tres períodos fundamentales:
1- período primitivo o ruso: al que pertenecen sus tres ballets más conocidos, El pájaro de fuego (1910), Petrushka (1911) y La consagración de la primavera (1913). Otras piezas de este período incluyen: Renard (1916), Historia de un soldado (1918), y Las bodas (1923).
En este período se percibe la influencia de su profesor de orquestación, Rimsky-Korsakov, aunque a partir de El pájaro de fuego ya empieza a utilizar lo que serán elementos característicos de su música en esta época: el uso de ritmos aditivos, frecuentes cambios de compás, polirritmias, uso no funcional de acordes, formas que evitan la técnica del desarrollo, etc.
2- período neoclásico: El comienzo de este período está marcado por dos trabajos: Pulcinella (1920) y Octeto (1923) para instrumentos de viento. Otras obras que pertenecen a este período son: Oedipus Rex (1927), Apolo musageta (1928), el Concierto en Mi bemol (Dumbarton Oaks) (1938), la Sinfonía de los Salmos (1930), Sinfonía en Do (1940) y Sinfonía en Tres Movimientos (1945). El pináculo de este período es la ópera The Rake’s Progress (según el propio compositor, basada en Così fan tutte de Mozart) completada en 1951.
3- período dodecafónico o serialista: Solo después de la muerte de Arnold Schoenberg, el inventor del dodecafonismo, en 1951, Stravinski empieza a utilizar ésta técnica en sus propios trabajos. De este período destacan las obras Canticum sacrum, Threni (ambas de 1958) y Requiem canticles (1966).
El Impresionismo es un movimiento estético de finales del siglo XIX y comienzos del XX que como tal se manifiesta en pintura (en cuyo contexto surgió el nombre), literatura y música. Es un movimiento cuya identidad se conforma en contra de la estética y la técnica del Romanticismo, y por lo tanto supone una ruptura con éste, aunque no en el mismo sentido en el cual los estilos de estética romanticista y clasicista se fueron alternando a lo largo de la historia.
El impresionismo musical llegó como un gesto francés (Claude Debussy) de rebeldía contra la dominación del romanticismo alemán, personificada en Wagner. Frente a la estética característica de los estilos romanticistas (centrada en el “yo”, lo inconsciente, lo oscuro, lo ininteligible) no opone una estética característicamente clasicista (centrada en el “nosotros”, lo cotidiano, la claridad, lo inteligible) sino una estética de la sensación, de lo sensual, de los sentidos.
1- Características musicales:
1.1- Melodía: En lugar de las amplias melodías del estilo romántico, Debussy cultiva una melodía compuesta de frases fragmentarias que repetía constantemente, tal como podemos escuchar por ejemplo en el primer movimiento de La Mer.
Esta disolución de la melodía se puede comparar con la disolución de la línea en la pintura.
Debussy busca la emancipación melódica a través del uso de melodías derivadas o influenciadas por el canto llano medieval y mediante la utilización de modos característicos de la música oriental (Indonesia -gamelán-, Japón, China, etc.), como los derivados de la escala pentatónica, la escala de tonos, etc.
1.2- Ritmo: es mucho más fluido y variado que en estilos anteriores, con la frecuente utilización de figuraciones irregulares. El compás recupera una función meramente métrica, anterior a la característica función rítmica (acentos) que adquirió en la época del Barroco, de forma que la música se libera de la “tiranía de la barra de compás”.
1.3- Armonía:
1.3.1- Armonía modal: Se prescinde de las funciones tonales, recurso de tensión y dirección musical que había sido el centro de la música desde la época del Barroco. Por lo tanto, no hay tensión a nivel armónico. Aún así, la armonía se construye alrededor de un centro, por lo que no se puede calificar de “atonal”.
Esta uso modal de la armonía también se refleja en la utilización preferente de intervalos de 4ª y 5ª en vez de los de 3ª y 6ª característicos de la música tonal.
1.3.2- Escalas pentatónica y de tonos enteros: Por influencia de la música oriental (especialmente de Japón y China, y el gamelán javanés, que Debussy escuchó en la Exposición Universal de París en 1889) se utilizan escalas que prescinden del semitono, como la pentatónica o la de tonos enteros (hexátona), que carecen de las tensiones y la capacidad de imprimir dirección a la música de las escalas tonales.
1.3.3- Autonomía de acordes: Se dice que Debussy, siendo todavía alumno del conservatorio de París, escandalizaba a sus profesores y compañeros tocando acordes en el piano sin ninguna relación tonal entre ellos, sino considerándolos como entidades autónomas, simplemente caracterizadas por su sonoridad. La intención era liberar al acorde individual de su atadura a las relaciones tonales con otros acordes, tal como ocurría con el objeto en la poesía simbólica.
1.3.4- Acordes de 9ª, de 11ª y de 13ª: Se amplía la sonoridad de los acordes tradicionales con sonidos añadidos, también por terceras (es decir, a la fundamental, 3ª, 5ª y 7ª se le añaden la 9ª, 11ª y 13ª, tanto diatónicas como cromáticas.
1.4- Timbre: Debussy deja de usar la orquesta como un conjunto de grupos de instrumentos (cuerdas, maderas, metales, percusión), haciendo que cada instrumento tenga su función individual. Orquesta velada, contra la cual los timbres individuales se destacan son delicada claridad (escuchar de nuevo el primer movimiento de La Mer).
1.5- Forma: Se renuncia a los rigores de la construcción y a la dialéctica del desarrollo en favor del placer inmediato del timbre y del color armónico. Se recurre mucho a duplicar el material para alargar la forma y a estructuras simples como A-B-A.
2- Compositores:
2.1- Claude Debussy: es el principal (y según algunos autores, el único) compositor impresionista
2.1.1- Obra orquestal: destacan “Preludio a la siesta de un fauno”, “El Mar”.
2.1.2- Obra para piano: destacan “Arabesques”, “Images”.
2.1.3- Ópera: su única ópera es “Pelleas et Mélisande”
2.2- Maurice Ravel:
2.2.1- Obra orquestal: destacan “Rapsodia española”, “El Bolero”.
2.2.2- Obra para piano: destacan “Valses nobles y sentimentales”, “Pavana para una infanta difunta”.
2.3- Otros: otros compositores que se acercaron a este estilo, por lo menos en algunas de sus obras, fueron Manuel de Falla (“Noches en los jardines de España”), Respighi (“Las fuentes de Roma”, “Los pinos de Roma”), Federico Mompou, Stravinsky, Bartok, etc.
(texto basado en los apuntes de la profesora Iria Portas)
El Romanticismo, como movimiento cultural de amplia extensión, se puede entender como una filosofía que lejos de intentar unificar las diferentes manifestaciones artísticas, las supedita a la creación del “genio” (artista). La subjetividad que fomenta esta corriente conduce a terrenos insólitos y desconocidos hasta el momento en las artes y la música occidentales. Como consecuencia, se produce un creciente distanciamiento entre artista y público, ya que la música deja de ser un ornamento para la sociedad para convertirse en un medio subjetivo de expresión para los estados psicológicos del artista.
En Galicia la producción musical no quedó aislada de los géneros románticos europeos, especialmente a partir de la segunda mitad de siglo, teniendo predilección por los más intimistas para grupos reducidos, como las melodías gallegas, que bebieron de corrientes como el lied alemán, la melodie francesa o la canzonetta italiana.
Por otro lado, las ideas románticas no quedaron sólo ancladas en expresiones aisladas de artistas que se dejaban llevar por su creatividad, sino que forjaron las bases de nuevos pensamientos colectivos. El individualismo romántico adquirió poco a poco matices patrióticos, fruto de los acontecimientos históricos, naciendo de ahí singulares corrientes nacionalistas en Europa. En Galicia los Juegos Florales de 1861 marcaron un hito al que siguió la publicación de Cantares Gallegosde Rosalía de Castro en 1863, momento tras el que se intensificó el uso de la lengua gallega desde el movimiento cultural del Rexurdimento.
No obstante, ante este flujo de corrientes políticas y culturales gallegistas, habría que baremar y matizar la dimensión que tendría en el terreno netamente musical. Para Luis Costa, la música nacionalista sería “aquella que supone una alternativa más o menos diferenciada formalmente de la cultura musical de la “gran tradición”, desarrollada en centros periféricos respecto de ésta, y inserta en un movimiento reivindicativo de más largo alcance en lo cultural y en lo político, dentro de lo que adquirió una clara funcionalidad identitaria”.
2- Música vocal
2.1- Melodía galega
Na segunda metade do século XIX os compositores galegos, seguindo a tradición dos lieder alemáns e tomando os textos dos autores do Rexurdimento, construíron pequenas pezas para canto con acompañamento que recibiron diferentes denominacións como melodía, cantiga, balada ou romanza.
Un dos primeiros compositores en cultivar este xénero é Marcial del Adalid, con Cantares viejos y nuevos de Galicia, sobre poemas de Fanny Garrido, de temática popular, costumista ou da emigración, propios do Rexurdimento literario.
Musicalmente, este xénero recolle elementos entroncados directamente coa tradición galega como a sinxeleza dos contornos melódicos, a adaptación do idioma galego e o uso de ritmos de división ou subdivisión ternaria coma na composición Afrixida, tamén de Marcial del Adalid, co ritmo galego característico de 6/8 de tipo barcarola.
Retrato de Marcial del Adalid
Ademais de Adalid, destacan compositores como Canuto Berea, Juan Montes coa súa obra Negra Sombra ou Unha noite na eira do trigo, José Castro “Chané” con Os teus ollos e José Baldomir Rodríguez.
1.3- Xénero dramático
Dentro do xénero dramático destaca a ópera A Virxe do Cristal, baseada nun texto de Curros Enríquez e posta en música por Baldomir, e a zarzuela de Canuto Berea La luna de hiel.
1.4- Música coral
O movemento orfeonístico provocara unha clara intesificación da creación ó seu favor, especialmente valiosa nos casos de Pascual Veiga, Juan Montes, José Castro “Chané” ou José Baldomir. A produción no só fora profana, senón tamén relixiosa como demostran as pregarias, gozos e vilancicos; aínda que destacaron, polo novidoso, as obras corais con vinculacións ás melodías galegas coma por exemplo a Alborada Galega de Pascual Veiga e a Alborada de Juan Montes. Mais é probable que unha das pezas corais que máis sona acadara no futuro fose o actual Himno Galego con texto de Eduardo Pondal e musicado por Pascual Veiga.
3- Música instrumental
3.1- Música instrumental para piano
O piano convertérase nun instrumento de referencia, sendo obxecto das creacións de compositores galegos, tanto para satisfacer as súas aspiracións artísticas coma para cubrir a crecente demanda de toque lixeiro por parte da sociedade burguesa. Destacan Marcial del Adalid con obras coma Improvisación fantástica, El último adiós e Sonata fantástica. Cara á segunda metade do século, a composición musical entroncou coa tradición musical autóctona e coa demanda de pequenas pezas bailables. Neste senso destacan as danzas variadas coma mazurcas ou valses compostas por Juan Montes ou La Alfonsina de Canuto Berea.
3.2- Música de cámara
Destaca a Sonata gallega descritiva para cuarteto de corda de Juan Montes.
3.3- Música para banda
As principais obras para estas instrumentacións recollen ritmos tradicionas galegos como a muiñeira La Alfonsina de Canuto Berea e transcricións de melodía galegas de Juan Montes coma Lonxe d’a terriña, Doce sono ou Unha noite na eira do trigo.
4- Pascual Veiga
Pascual Veiga (1842-1906) foi un compositor e músico fundamental do Rexurdimento Galego, autor da Alborada Gallega e a música do Himno Galego.
Traballou de organista e profesor ademais de fundar e dirixir varios orfeones cos que recibiría numerosos premios, principalmente na cidade da Coruña coma o Orfeón El Eco e o Orfeón Coruñés.
Entre as súas obras destacan a Alborada Gallega, La escala e a música do Himno Galego sobre o poema Os Pinos de Eduardo Pondal, froito da correspondencia mantida entre eles.
Bibliografía: Historia de la Música en Galicia, Lorena López Cobas (Ouvirmos, 2013)
El término música descriptiva hace referencia a toda música que utiliza elementos que pretenden evocar ideas o imágenes extra-musicales en la mente del oyente, como el Capricho sobre la despedida de un estimado hermano, BWV 992, de J. S. Bach, cuyas diferentes secciones presentan títulos descriptivos (“Los amigos lo rodean e intentan disuadirlo de marchar,” “Le explican los peligros que puede encontrarse,” “El lamento de los amigos,” “Como no pueden disuadirlo, se despiden de él,” “Aria del mozo de puesta,” “Fuga en imitación de la trompa del mozo de puesta”).
El uso de elementos descriptivos en la composición puede ser anecdótico o puede constituir el fundamento de la obra, por lo cual se utiliza de forma más precisa el término “música programática” para aquellas composiciones en las que el “programa” o idea extra-musical constituye el fundamento de la obra, articulando la forma, condicionando la instrumentación, la extensión, etc, como en la obra En las Estepas del Asia Central de Borodin:
Por el contrario se entiende por “música absoluta” aquella que no precisa de ninguna referencia exterior a la propia música.
El término música programática se aplica particularmente en la música del periodo romántico (siglo XIX), durante el cual la idea va a disfrutar de gran popularidad, llegando a convertirse en una forma musical autónoma (el poema sinfónico), a pesar de que antes ya habían existido piezas de carácter descriptivo.
Después del Romanticismo se mantiene el gusto por este tipo de género, aunque con nombres diferentes, como en el caso de los esbozos sinfónicos de Debussy:
Habitualmente el término se reserva a las obras puramente instrumentales y por lo tanto no es correcto utilizarlo para la ópera y los lieder (que muy frecuentemente presentan elementos descriptivos).
El compás es una entidad musical relativa a la duración que tiene una función métrica (agrupa conjuntos de sonidos de duración equivalente) y normalmente también rítmica, en los casos en los que se da una contraposición entre partes más y menos acentuadas (de forma más característica, a partir del Barroco).
Los compases se pueden clasificar atendiendo a diferentes criterios. En función del número de tiempos que los forman surgen los compases binarios, ternarios y cuaternarios.
En función de la subdivisión binaria o ternaria de cada pulso aparecen los compases simples (o compases de subdivisión binaria, como el de 2/4) en contraposición a los compases compuestos (o compases de subdivisión ternaria, como el de 6/8).
Además, están los compases llamados “de amalgama“, que combinan dos o más compases que tienen una relación métrica compleja, por ejemplo 3+2:
Se llama concertino al violinista primero de una orquesta, encargado de la ejecución de los solos.
El concertino es la persona de mayor jerarquía después del director, toma decisiones respectivas a la técnica de ejecución de los violines (y en ocasiones de todos los instrumentos de cuerda) y puede encargarse de la afinación de toda la orquesta antes de los ensayos y actuaciones y otras cuestiones técnicas. En ocasiones ayuda a la dirección de la orquesta con pequeños gestos o guiños que marcan tiempos que no pueden ser indicados solamente por la batuta del director.
De forma más general, se llama concertino al instrumento o grupo de instrumentos solistas en un Concerto, por contraposición con el ripieno (relleno), conjunto de instrumentos que sirven de acompañamiento.
El “atonalismo” o “atonalidad” (del griego a: ‘sin’, y el español tonalidad) es un término técnico que se usa para referirse a aquella música que consciente y propositivamente evita la jerarquización sonora característica del sistema tonal.
El sistema tonal es un tipo de organización jerárquica de la altura de los sonidos de una composición en función de su mayor o menor fuerza de atracción con respecto a un centro tonal o tónica. Esos diferentes niveles de atracción hacia la tónica conforman unas dinámicas que se expresan en las denominadas “funciones tonales” (tónica, dominante y subdominante).
De todas formas, el término atonal se utiliza de forma más concreta para referirse a cierto número de composiciones aparecidas a comienzos del siglo XX durante los pocos años que transcurrieron entre que algunos compositores (como Schönberg y Skriabin) renunciaron al sistema tonal y la aparición de los primeros sistemas de composición no tonales (como la técnica dodecafónica, la formulación de la nueva armonía de Hindemith o el nuevo orden modal de Messiaen).