Para que algo de calidad tenga lugar es necesario crear un espacio vacío. Un espacio vacío posibilita que un nuevo fenómeno advenga a la vida. Porque todo lo que tenga que ver con contenidos, significados, expresión, lenguaje y música, puede existir sólo si la experiencia es fresca y nueva. Sin embargo, ninguna experiencia fresca y nueva es posible si no hay un espacio puro y virgen listo para recibirla.
[…] Un cuerpo sin entrenamiento es como un instrumento musical sin afinar. Su caja sonora se llena de una serie de sonidos inútiles, confusos y desagradables, que impiden que se escuche la verdadera melodía. Cuando el instrumento del actor, su cuerpo, está afinado a través de ejercicios, las tensiones y los hábitos inútiles desaparecen. Ahora está disponible para abrirse a las ilimitadas posibilidades que le da el vacío. Pero tiene que pagar un precio: el miedo a este vacío, que no nos es familiar.
[«La puerta abierta», Peter Brook]